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Las redes sociales virtuales ya forman parte de la realidad diaria de la humanidad. En parte, se han integrado a las formas en que hombres y mujeres se relacionan e interactúan entre sí. Eso se ha traducido en confirmar ciertas prácticas y acentuar otras. En parte también, han re-creado las formas en que las personas se relacionan e interactúan entre sí. En virtud de ello, han confirmado, acentuado y re-creado tanto dinámicas positivas como negativas entre las personas. La violencia entre las personas, desgraciadamente, no ha escapado a esta norma.
Las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TICs), se han convertido en espacios virtuales donde se realiza una exposición de la vida personal, que suponen nuevas formas de violencia de género, de control sobre las parejas y nuevas formas de relaciones afectivas y sexuales.
Las y los adolescentes son grandes usuarios de las comunicaciones virtuales. No es por tanto exagerado afirmar que la juventud siente, se comunica y vive sus relaciones en la red social y ello, en una etapa en la que están construyendo su identidad propia y diferenciada y en la que la construcción en la identidad de género tiene un papel fundamental.
Las TICs han cambiando la forma en que la juventud vive sus relaciones. Las TICs no sólo son una ventana al mundo, sino también una ventana que abrimos a los otros para que nos miren desde afuera.
Las TICs se han convertido en un instrumento de control. Permiten a quien sepa hacer un ´buen uso´ de ellas y sepa manejar hábilmente situaciones sociales, conocer en todo momento donde están sus parejas, qué están haciendo y con quién están hablando, etc. Estas manifestaciones, pueden ser la antesala de una relación violenta o de una relación de dominio.
Las TICs, por otra parte, se han convertido en un instrumento potente de coacción de otros/as dada su capacidad potencial de infligir daño por la capacidad de traspasar el grado de intimidad sobre nosotros/as mismos/as que hemos elegido y asumido como aceptable (por ejemplos la amenaza de publicación de fotos íntimas nuestras no destinadas originalmente al consumo de las masas o la divulgación de cosas que forma parte de nuestra intimidad que no son de la incumbencia de nadie). Las TICs como elemento de coacción también nos permite acosar virtualmente a alguien sin restricciones de tiempo o espacio.
El impacto de las TICs no se limita al mundo virtual. Es importante saber que muchas personas han sido devastadas por ellas. El peligro de convertirse en una víctima de las TICs es real y no siempre podemos controlarlo. Dado que eso es así, es clave no contribuir al mismo de forma voluntaria (por ejemplo, no actuar de una forma que pone en peligro el grado de intimidad que hemos elegido para compartir con el mundo).
Las TICs han ganado importancia como instrumentos de comportamientos delictivos que hemos normalizado en el nombre del amor romántico como forma de relacionarnos con otros basado en la satisfacción de las propias necesidades. En su nombre hemos aprendido a justificar y a aceptar el control, los celos y tantas otras conductas injustificables como algo ´normal´:“lo hacen todos, los chicos son así”.
Gracias a las TICs, por otra parte, hay una enorme circulación de ideales y mensajes, transmitidos a través de las técnicas audiovisuales, que reproducen estereotipos de género tradicionales, posiciones sexistas y que promueven la utilización de los cuerpos y específicamente el cuerpo de la mujer como objeto sexual.
INDERA alienta continuamente a niñas, mujeres, niños y hombres a que NO se dejen dominar por ideales sociales y por creencias impuestas ´desde afuera´ y que tienen un fuerte impacto sobre nosotros/as, y sobre nuestras formas de ver, ´leer´, estar, y de movernos en el mundo.
Nuestro trabajo está dedicado a ofrecer visiones sobre una forma de vida que dice claramente NO al abuso y la violencia y claramente SÍ al amor por uno/a mismo/a y por los/as otros/as.
On/Off-line. The normalization of violence and abuse
Social networks are part of the daily reality of humanity. They have become part of the ways in which men and women relate to and interact with each other and among themselves. This has resulted in confirming certain practices and accentuating others. In part also, they have re-created the ways in which people relate and interact with each other. As a result, they have confirmed, accentuated and re-created both positive and negative dynamics among people. Violence between people, unfortunately, has not escaped this norm.
The new information and communication technologies (ICTs) have become virtual spaces where personal life is exposed, which imply new forms of gender-based violence, control over partners and new forms of affective and sexual relationships.
Adolescents are great users of virtual communications. It is not therefore an exaggeration to state that young people feel, communicate and live their relationships in the social network and this, in a stage in which they are building their own and differentiated identity and in which the construction of their gender identity has a fundamental role.
Technology has changed the way young people live their relationships. Social networks are not only a window to the world, but also a window that we open voluntarily to others to look at us from the outside.
Electronic devises have become an instrument of control. They allow those who know how to make 'good use' of them and know how to skilfully manage the situation, to know at all times where their partners are, what they are doing and who they are talking to, etc. These manifestations can be the prelude to a violent relationship or a relationship of domination.
Social networks, on the other hand, have become a powerful instrument of coercion on others given their potential capacity to inflict damage by the ability to go beyond the degree of intimacy on ourselves that we have chosen and assumed to be acceptable (for example the threat of publication of intimate photos of ourselves not originally intended for mass consumption or the disclosure of things that are part of our intimacy that are nobody's business). Social networks as an element of coercion also allow us to virtually harass someone without restrictions of time or space.
The impact of communication technology is not limited to the virtual world. It is important to know that many people have been devastated by them. The danger of becoming a victim of ICTs is real and we cannot always control it. Since this is the case, it is key not to contribute to it voluntarily (for example, not to act in a way that jeopardizes the degree of privacy we have chosen to share with the world).
ICTs have gained importance as instruments of criminal behaviour that we have normalised in the name of romantic love as a way of relating to others based on the satisfaction of one's needs. In its name we have learned to justify and accept control, jealousy and so many other unjustifiable behaviours as 'normal': "everybody does it, kids are like that".
Thanks to ICTs, on the other hand, there is an enormous circulation of ideals and messages, transmitted through audiovisual techniques, that reproduce traditional gender stereotypes, sexist positions and that promote the use of bodies and specifically women's bodies as sexual objects.
INDERA continuously offers girls and women and boys and men to NOT be dominated by ideals they must strive for and to NOT be dominated by beliefs that control our every day decisions.
Our work is dedicated to offer insights into a way of life that says clearly NO to abuse and violence and clearly YES to self-love and love.
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